Entre las diferentes funciones del bosque se encuentra la de conservación del espacio, de los valores naturales, culturales y paisajísticos, manteniendo los usos tradicionales del monte y respondiendo a la demanda de bienes y servicios por parte de la sociedad.
Desde la iniciativa privada, el fin no es sólo la creación y gestión sostenible de nuevos bosques sino la inversión en dicho ecosistema que genera los siguientes beneficios:
a. Conservación del patrimonio natural, cultural, histórico y paisajístico. Con especial referencia al mantenimiento de los ritmos y patrones naturales y culturales y a la preserva ción de los hábitats y la biodiversidad. Conservación basada en los principios de la precaución y la participación.
b. Restauración ecológica de los ecosistemas y paisajes, apoyada en los principios de la educación, la formación y la divulgación.
c. Generar actividad económica ligada a los espacios forestales que aumente las perspectivas de desarrollo e integre a la población en la gestión de los montes como herramienta de desarrollo rural y de cohesión territorial, y todo ello en el ámbito global de la ordenación del territorio, apoyándose en los principios de gestión sostenible y multifuncionalidad.
d. Promover la diversidad genética, específica y estructural de los bosques así como de los procesos que los regulan.
e. Fomentar el uso polivalente del territorio compatibilizando la conservación del espacio con los usos y aprovechamientos tradicionales.
En definitiva, el bosque es pasado, presente y futuro de nuestra sociedad.