Ante el grave episodio de incendios forestales vivido en el Noroeste de la Península Ibérica durante los pasados días el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes expresa que las condiciones que se daban el domingo y lunes por la mañana fueron excepcionales. Durante el pasado año se ha producido una sequía extrema en el noroeste de la Península que ha originado un alto nivel de estrés, se produjeron vientos secos y recalentados de componente sur movidos por un fenómeno totalmente excepcional en nuestras latitudes, como la llegada de un huracán tropical. Esta situación suele reactivar tópicos absolutamente desacertados y sistemáticamente rebatidos desde instancias científicas, técnicas e incluso desde el mundo ecologista, que poco ayudan a su resolución, porque desvían la atención.
A continuación indicamos algunos de los aspectos erróneos que suelen repetirse.
Flexibilización de la recalificación. La reforma del artículo 50 de la Ley Básica de Montes no es una carta blanca para la recalificación. Únicamente permite recalificar un terreno que haya sido afectado por un incendio en caso de imperiosa necesidad de interés público y mediante una ley autonómica y nunca en montes de utilidad pública.
Existencia de mafias que queman el monte. Después de décadas de investigación de causas de incendios, miles de detenidos y cientos de sentenciados, no se ha encontrado mafia organizada alguna detrás de los incendios forestales.
Papel de las distintas especies en los incendios forestales. Todas las especies vegetales arden, y cuando están sometidas a un alto nivel de estrés hídrico. La vegetación es una víctima en este caso de la acción humana y nunca se debe tratar como culpable a unas especies frente a otras. En todo caso, el abandono de la gestión forestal supone multiplicar el riesgo de incendio de forma considerable aumentando la combustibilidad del monte. Por el contrario, las zonas mejor gestionadas, arden muy poco.
Interfaz urbano-forestal. La interfaz urbano-forestal, que en el Noroeste es mucho más frecuente por la alta dispersión de la población en el territorio, es un problema creciente que requiere de una actuación. La falta de ordenación y prevención en los terrenos forestales es un riesgo que se debe acometer.
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