España es el segundo país mediterráneo con más incendios forestales al año, y la situación actual no es favorecedora. La reciente ola de calor sufrida en primavera, y que los expertos han señalado como «poco común», ha elevado la temperatura hasta los 40 °C en muchas zonas de la península, su origen, el calentamiento global. Esta situación afecta del mismo modo al resto de Europa, donde este tipo de fenómenos son cada vez más intensos y frecuentes, generando toda clase de catástrofes encadenadas.

La gestión de nuestros bosques para luchar contra el cambio climático es cada vez más necesaria en un contexto donde su vulnerabilidad es mayor y los servicios que nos aportan más esenciales si cabe.
Incendios de sexta generación, ¿qué son?
Hay incendios, como el de Sierra Bermeja, que por su extrema virulencia marcan un antes y un después para los operativos de extinción. Son los llamados incendios de sexta generación, capaces de modificar las condiciones meteorológicas de la zona afectada por las llamas y su entorno más inmediato. Son devastadores, y liberan una cantidad enorme de energía, siendo características las nubes ascendentes que se convierten en piro cúmulos y condicionan la evolución del fuego.
Estos incendios tienen una circulación de aire continua, de ahí su voracidad, ya que el fuego se retroalimenta continuamente de oxígeno. Esto se vió claramente en Málaga, con llamas que superaban los 30 metros de altura y una radiación de calor en 200 metros a la redonda que dificultaba permanentemente las labores de extinción. Son, por lo tanto, fuegos inextinguibles. Sus nubes se pueden disipar o, por el contrario, caer desplomadas: un fenómeno que acontece cuando una capa de aire frío se sitúa justo encima. Además, la situación se agrava si aparecen las denominadas tormentas de fuego, capaces de generar focos secundarios.

Realmente, el incendio malagueño no es el primero de sexta generación en la Península Ibérica... pero sin duda ha sido uno de los más agresivos. El primero que se denominó así aconteció en Portugal en 2017, con medio millón de hectáreas carbonizadas y afectando a una parte de Galicia. Posteriormente, se registraron otros como los incendios forestales de Castilla y León, como el de Ávila, y en el mismo año 2019, los de Tarragona y Canarias.
Las causas que los provocan son diversas. El cambio climático, unido a los cambios en la estructura de la vegetación, con una mayor acumulación de combustible, motivada sobre manera, por el abandono de los usos tradicionales ligados al monte, destacan entre los factores que favorecen este tipo de incendios.
Megaincendios. ¿Se pueden realmente evitar?
Los megaincendios superan normalmente la capacidad de los medios disponibles para hacerlos frente, por lo que es necesario pasar de la visión clásica basada en la extinción a otra que se centre en el diseño de estrategias eficientes de prevención y la gestión activa de los montes. Un punto de vital importancia es educar a las generaciones venideras para que sepan convivir con estos fenómenos, fomentar la participación de la población en el mantenimiento de su entorno a través de las actividades económicas y crear paisajes complejos, formados por bosques resilientes, con mejor capacidad de respuesta frente al fuego.

Otro punto relevante es invertir en una gestión forestal capaz de incidir sobre las causas que provocan los megaincendios y, de esta manera, evitar su ciclo recurrente. Todo ello sin olvidarnos de la necesidad de inversión en selvicultura intensiva y preventiva, con sus principios sostenibles, que permite realizar tratamientos beneficiosos sobre la masa forestal. Así pues, reducir el número de incendios depende, en gran manera, de una correcta gestión de los bosques. Rebajar la cifra de estos incendios forestales pasa por establecer medidas preventivas, de planificación y preservación, que resultan fundamentales para mitigar el número de estos y, por lo tanto, su impacto en el entorno.
Megaincendios en Australia

Un claro ejemplo de estos megaincendios lo tenemos en Australia, donde se ha evidenciado en apenas dos décadas un incremento de la superficie quemada de un 800%. El caso australiano dejó en agosto de 2020 dieciocho millones de hectáreas calcinadas, con una duración cercana a los nueve meses. Esta catástrofe con nombre propio, Black Summer, consumió el 20% del Parque Nacional de las Montañas Azules.

Situación en España
En España, el incendio en Navalacruz de agosto de 2021 arrasó con gran parte de la biodiversidad del Sistema Central. En las sierras de la Paramera y Hoyocasero se redujeron a cenizas 22.000 hectáreas de monte, lo que lo convierte en el cuarto fenómeno de este tipo más agresivo de la historia de nuestro país.
El fuego no es el enemigo, la recuperación es posible
Eso sí: aunque los megaincendios no se puedan apagar con los medios disponibles en la actualidad, sí se pueden tomar medidas para evitarlos, mitigar sus consecuencias y reforestar. Un ejemplo de éxito de recuperación de zona incendiada es nuestro proyecto de Sierra de Gredos, con la creación de un nuevo bosque donde crecen más de 100.000 árboles.

En este artículo para Fundación Aquae, la fundación del agua, el responsable de nuestro Departamento Técnico, David Sánchez, nos acerca al qué, el cuándo y el cómo de la reforestación desde una perspectiva amplia.
Bosques limpios, no todo es reforestar
Plantar árboles es nuestra piedra angular, el inicio de nuevos bosques, pero en ocasiones la mejor estrategia pasa por la gestión activa de la vegetación existente, facilitando su desarrollo y capacidad de absorción de emisiones. La reducción de la carga de combustible en terrenos forestales es un gran ejemplo de ello, siendo fundamental para reducir la incidencia de los incendios, cada día más devastadores.
Un ejemplo de conservación son los eventos de conservación y limpieza, como el realizado el pasado 21 de julio en el Municipio de El Brull.




Cerca de 50 trabajadores de la empresa Banco Santander, participaron en esta actividad donde recibieron formación sobre la importancia del clareado de los bosques mediante talas moderadas, el uso de ovejas, la gestión de los residuos, así como la posible reutilización de los residuos.
¿Quieres formar parte del cambio? ¡Consúltanos!
Y nos hemos quedado sin espacio para más. En el próximo artículo nos centraremos en la situación de la gestión forestal en España y cómo contribuir en la lucha climática.